jueves, 4 de noviembre de 2010

¿Tienes un embarazo complicado?

Aunque no es muy frecuente y cuando hablamos de embarazo y parto no pensamos que vaya a complicarse nuestro caso, es conveniente saber que, aunque en pocas ocasiones, existen embarazos que requieren una mayor atención y seguimiento como los que vamos a detallar a continuación.

Embarazos ectópicos
Son los que se conocen también como extrauterinos y que, como su propio nombre indica, son aquellos en los que la gestación se produce fuera de la cavidad uterina, generalmente, en las trompas de falopio.
Este tipo de embarazos, que se suelen dar en aquellas mujeres que han tenido problemas para lograr fecundar, que han pasado por alguna operación en las trompas o que ya han sufrido algún embarazo ectópico en el pasado, suelen acabar en cirugía antes de que finalice el periodo de gestación ya que sería enormemente peligroso, tanto para la madre como para el feto, por no estar en el lugar adecuado para la correcta evolución del feto que sería el útero y porque puede producir graves hemorragias internas o atravesar la pared de un órgano (generalmente, la trompa de falopio).



Embarazo gemelar
Los embarazos gemelares tienen lugar cuando se fecunda el óvulo y éste se divide en dos partes con la misma composición genética que se trata de gemelos monocigóticos, o bicigóticos que es cuando son fecundado dos óvulos y tienen cada uno su composición.

En ambos casos, estamos ante un embarazo múltiple lo que conlleva unos riesgos más elevados de muerte fetal e infantil que en un embarazo de un solo embrión y la razón es, que generalmente se cree que pueden existir alteraciones en la circulación entre gemelos.
Todos los niños que nacen de un embarazo gemelar transcurrido con complicaciones, tienen un riesgo elevado de retraso mental, dificultades para la comprensión, el habla, ... por eso es conveniente aumentar los controles prenatales y realizar un seguimiento continuado del embarazo que nos ayudará a evitar las dificultades que puedan surgir.
Hoy en día, para prevenir cualquier alteración, se aumenta el numero de visitas al ginecólogo y se hacen mensuales. En ellas se realiza siempre una ecografía para detectar posibles retrasos del crecimiento intrauterino de uno o de los dos fetos, ver la posición de los mismos y la vía del parto controlar las posibles contracciones para evitar la amenaza de parto prematuro.


Desprendimiento de placenta
Sucede cuando la placenta, que debería estar sujeta a las paredes internas del útero, se desprende total o parcialmente, lo que dificulta la llegada del oxígeno y nutrientes al feto y puede provocar la muerte aunque no es algo muy frecuente.
El síntoma más revelador del desprendimiento es, normalmente, el sangrado vaginal que según lo abundante que sea, es el que indica si la placenta está más o menos desprendida del útero.
Dependiendo del grado de desprendimiento ante el que nos encontremos el tratamiento a seguir será:
 en caso de que sea leve habra que hacer reposo, si es medio se debe realizar un estudio que determinará si se provoca el parto o no y se deberían hacer algunas transfusiones y si se trata de un desprendimiento casi total se sometería a la madre a una cesárea. Si no aparece sangrado hay que prestar especial atención a los síntomas como sensibilidad o dolor en el abdomen, espalda, calambres, ritmo cardiaco acelerado tanto de la madre como del bebé y cambios en los movimientos fetales lo que servirá para controlar el desarrollo del embarazo.


Placenta previa
Esta complicación del embarazo viene dada por una placenta que se sitúa anormalmente baja en el útero de forma que obstruye el canal de parto o, lo que es lo mismo, la salida hasta la vagina.
Esta situación se da sobre todo en mujeres que fuman, beben o consumen drogas durante el embarazo, en mayores de 35 años y en casos donde se ha sufrido algún legrado anteriormente o han tenido que someterse a cesárea en alguna ocasión.
A pesar de todo, las complicaciones por placenta previa no son realmente un problema ya que sólo afectan a uno de cada 200 partos y, además, el grado de complicación varía dependiendo si es total, parcial, marginal o de inserción baja (que resulta ser el más habitual, ya que pocas veces podemos dar verdaderamente con un caso de placenta previa).
El síntoma más frecuente es el sangrado vaginal de un rojo fuerte que, en principio, no afecta directamente al feto y éste no sangra. Además, el descanso y las revisiones periódicas así como el diseño del tipo de parto, ya sea por cesarea o vaginal, ayudará a que el transcurso del embarazo y el nacimiento del bebé sea lo más satisfactorio posible.

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